ESTRATEGIA DE EVALUACIÓN PSICOTERAPÉUTICA PARA VALORAR
LA EFECTIVIDAD DEL SHAMANISMO EN EL TRATAMIENTO DEL “SUSTO” COMO SÍNDROME
CULTURAL EN LA CIUDAD DE MÓRROPE – LAMBAYEQUE, 2018
PSYCHOTHERAPEUTIC EVALUATION STRATEGY TO VALUE THE EFFECTIVENESS OF SHAMANISM
IN THE TREATMENT OF “SUSTO” AS A CULTURAL SYNDROME IN THE CITY OF MÓRROPE -
LAMBAYEQUE, 2018
Juan
Luis Rodríguez Vega 1
Pedro
Carlos Pérez Martinto 2
Díaz
de Angulo Doris Margot 3
Publicado 30 de junio 2020
DOI: https://doi.org/10.26495/rcp.v11i1.1337
RESUMEN
La presente
investigación de tipo descriptivo – propositiva ha tenido como objetivo elaborar una
estrategia de evaluación psicoterapéutica para valorar la efectividad del
tratamiento del susto como síndrome cultural en la ciudad de Mórrope; para lo
cual se trabajó con una muestra de 50 pacientes del distrito que radican en
dicha ciudad y que han sido diagnosticados con dicho síndrome cultural.
Empleando para este trabajo una metodología de carácter epidemiológico primero
diagnosticando los casos de susto, luego valorando la relación entre el
paciente con el curandero o shamán, en ese tránsito se logró fundamentar
epistemológicamente el proceso terapéutico del Shamanismo y su dinámica, se
determinó que las tendencias históricas de la aplicación del shamanismo como
proceso Psicoterapéutico, se han mantenido constantes a lo largo del tiempo,
pero en cuanto a su estudio este ha transitado de la medicina social,
sociología, antropología hasta llegar a la psicología denominada transpersonal.
Se caracterizó del estado actual de los procesos terapéuticos del Shamanismo en
el tratamiento del susto como síndrome cultural en la ciudad de Mórrope;
logrando elaborar de las diferentes fases de estrategia de evaluación psicoterapéutica
para valorar adecuadamente la efectividad del tratamiento del susto. Los
resultados fueron validados por criterios de especialistas organizándose una
estrategia epidemiológica y semiológica.
Palabras clave: Susto, Eficacia
terapéutica, Shamanismo.
ABSTRACT
The present descriptive-purpose research has been
aimed at developing a strategy of psychotherapeutic evaluation to assess the
effectiveness of the treatment of fright as a cultural syndrome in the city of
Mórrope; for which we worked with a sample of 50 patients from the district who
live in that city and have been diagnosed with said cultural syndrome. Using
for this work an epidemiological methodology first diagnosing the cases of
fright, then assessing the relationship between the patient with the healer or
shaman, in that transit it was possible to epistemologically base the
therapeutic process of Shamanism and its dynamics, it was determined that the
trends History of the application of shamanism as a Psychotherapeutic process,
they have remained constant over time, but in terms of their study, it has
moved from social medicine, sociology, anthropology to reach the so-called
transpersonal psychology. The current state of the therapeutic processes of
Shamanism in the treatment of fright as a cultural syndrome in the city of
Mórrope was characterized; managing to elaborate the different phases of
psychotherapeutic evaluation strategy to adequately assess the effectiveness of
the scare treatment. The results were validated by criteria of specialists
organizing an epidemiological and semiological strategy.
Keywords: Fright, Therapeutic efficacy, Shamanism.
1 Magister en Psicología Clínica, Universidad Señor de
Sipán, Chiclayo-Perú, galloide@hotmail.com https://orcid.org/0000-0001-9821-853,
2Msc.en Educación especial, Universidad Señor de Sipán,
Chiclayo - Perú, pedroperez@crece.uss.edu.pe,
https://orcid.org/0000-0001-8554-6034,
3 Doctora dentro Del Programa de Investigación e Innovación Educativa, Universidad
Señor de Sipán, Chiclayo – Perú, dorisdiaz@crece.uss.edu.pe, https://orcid.org/0000-0001-9737-1593
1. INTRODUCCION
La
presente investigación “Diagnóstico y caracterización del "susto"
como síndrome cultural en pobladores del distrito de Mórrope, región
Lambayeque, 2018” precisa la idea clara que el conocimiento ancestral contiene
acepciones claras de lo que es la salud y la enfermedad describiendo claramente
como una cultura percibe e interpreta el mundo que lo rodea, así como la
relación o vínculo entre el cosmos y el ser humano, cuestionándose siempre en
qué medida se puede lograr un justo equilibrio o sintonía perpetua entre el
campo vital o contexto con las personas. En la Etnopsicología se asume una
amalgama o sincretismo entere el pensamiento empírico/lógico/racional con el
pensamiento simbólico/mágico/mitológico que categorizan ontológicamente al
hombre como un ser cultural y social, para poder tener una hermenéutica clara
del ser humano como un ser biopsicosocial y filosófico. Ambos tipos de
pensamiento expresan un conjunto de categorías, representaciones, creencias, y
simbolismo que los fundamentan y en dicho acto derivan un conjunto de prácticas
terapéuticas tradicionales (Cabieses, 1993).
Es
en este contexto donde necesariamente se tiene que indicar que desde los
complejos ritos shamánicos hasta el uso de las propiedades farmacognósicas de
las plantas medicinales han constituido per se el mecanismo cultural para tratar
lo que se denominan síndromes culturales o ligados a la cultura que pretenden
desde la perspectiva del shamán brindar un tratamiento ligado a la causa más
que a la sintomatología, esta clara diferencia separa al shamán del terapeuta
que en psicología si está obligado a valorar a parte de la etiología la
sintomatología del paciente en un contexto cultural donde se da un sitial a
estos “Síndromes Culturales” y a los principios que rigen su curación. Los
actos terapéuticos se unen a actos mágicos y religiosos sincréticamente donde
sí se administra un preparado o brebaje en base a plantas medicinales este acto
tiene que ir acompañado de oraciones, en las que se enciende una vela o se
pregona el nombre del paciente para llamar a una entidad “anímica extraviada”
del cuerpo tal como ocurre en el SUSTO, en la medicina tradicional coexisten
estos dos pensamientos ya mencionados sin contradicción, son de función
complementaria para recuperar al enfermo (Montalvo, 1988).
El
distrito de Mórrope, situado al norte de la ciudad de Lambayeque, es un lugar
de tradiciones mochicas remanentes donde la amalgama entre lo cultural
autóctono y lo occidentalizado ha encomiado un desarrollo muy particular al
igual que Salas, y que curiosamente son considerados zonas de extrema pobreza,
pero con una extraordinaria riqueza transcultural centrada en el esoterismo y
el curanderismo (Alva, 2000); un distrito con gran parte de su población de
nivel cultural autóctono alto pero relativamente al nivel cultural de ciudades
“más racionales”, es mediano a pobre, lo cual afirmamos es solo relativo. El
chamanismo no es simplemente un hecho de “curanderismo” sino es una continuidad
del saber tradicional premoderno, cuyo grado de homología intercultural es
sorprendente si lo podemos apreciar como un ejemplo de carácter inductivo la
imposición de manos (Benavides, 1992), tan común en todas las culturas
primitivas de oriente y occidente, lo cual es trascendente para el estudio de
la salud publica en nuestro medio. Es en este distrito donde la creencia
popular es observada en los ceramios moches y es apreciada en la actualidad,
así como la influencia en la región Lambayeque (destacada a nivel nacional) del
“poder místico” de los curanderos. La categoría de “curandero” o el fenómeno
del chamanismo, se discursa una realidad
y visión distinta de cultura y de mundo, lo que se afirmaría una visión diferente y lejana del “hombre
moderno”, la modernidad que se vive ha envuelto a todos, en un recipiente de
supuesta “racionalidad”, convirtiéndose en el único espacio conceptual, donde
la globalización liquida los autoctonismos y principios independientes; es aquí
donde la algunas ciencias orientan su desarrollo en el arista de lo cultural:
la Antropología Medica, la Sociología y la Psicología.
El
distrito de Mórrope presenta diversidad cultural, etimológicamente deriva del
dialecto mochica “morrup” o iguana, animal de fuerte biodiversidad y
resistencia ecológica, es en este lugar donde los
síndromes
culturales son expresivos y la medicina alternativa es reconocida por una
“efectividad terapéutica” de modo empírico por una gran proporción poblacional.
La presente investigación centra su metodología en determinar la presencia de
síndromes culturales desde una perspectiva histórica en el distrito de Mórrope
que han sido descritos y documentados en varios trabajos muchos de ellos
clásicos (Callois, 1942) son: el susto, el aojo, la pilladura, la aikadura, el
mal aire y el daño. Es lógico indicar como aspecto importante y a la vez
problemático que dentro de la Psicología no se dispone de un sistema o
taxonomía de acorde o compatible con el CIE 11 o DSM V que pueda encuadrar un
diagnostico psicológico pertinente de estos elementos “culturales”. El susto es
un síndrome cultural (Cabieses, 1993) presenta diferente nomenclatura
vernacular debido a su distribución territorial y diversidad cultural de cara
territorio en el Perú: por ejemplo, las culturas quechua del sur peruano lo
denominan: mancharisqa (asustado), ánimo qarkusqa (pérdida del alma). En
cambio, en la zona norte peruana se le llama espanto, hani (con el ánima
perdido), pacha chari, mal de susto. La etiología de este síndrome lo atribuyen
a la pérdida de un yuyaynin (juicio o razón) o bien de huqkaqnin (su otro yo)
esta categoría por lo tanto es entendida como una pérdida del alma a causa de
desarrollar un trauma psíquico que puede tener de hecho somatización.
Valdizán
y Maldonado (1922), en su obra indicaron que este síndrome se debe a
alteraciones del metabolismo por una alimentación inadecuada. En otros casos se
trataría de alteraciones nerviosas cuyos síntomas son: fiebre, náuseas, vómito,
diarrea; se considera para ciertos autores un origen gastroentérico (De
Carlier, 1981) donde el paciente desarrollaría una anemia evidente como palidez
de las mucosas y de la piel, gritos nocturnos y sueño intranquilo,
palpitaciones violentas, así como una debilidad o astenia generalizada, también
se evidenciaría depresión, también se ha descrito somatización tal como:
pirexia por las tardes, con sudoración profusa y cefalalgias violentas o
dolores osteoarticulares que mermarían su funcionalidad y calidad de vida. Desde
tiempos remotos la cultura moche, se ha desarrollado un uso sostenible de las
plantas y animales medicinales para el tratamiento de enfermedades, lo cual se
aprecia por los restos arqueológicos, donde el shamán oficiaba de tratante a
las afecciones que van desde las físicas hasta las mentales; y las parteras
desarrollaban atención de parto vertical; cabe destacar que el uso de plantas
medicinales en gran parte es inocuo y no presentan efecto colateral por este
motivo se da aun la preferencia desde una perspectiva ecológica (Melchor y
Reyna, 1994) estas plantas se aplicaban
en: baños, gárgaras, colirios, maceración, pomadas, infusiones, cocimientos,
inhalaciones, tinturas, cataplasmas, emplastos, y zumo, acompañado de un ritual
shamánico que se podría considerar un plus cultural. Es necesario aclarar que
se evidencian similitudes en el tratamiento de las enfermedades que se
manifiestan en el mundo andino con las usadas en el distrito, como el uso del
cuy, flores, la coca, y los canticos de índole mítico de las mesadas, entre una
mayor variedad (López, 1989).
Asimismo,
es notorio y destacable el comportamiento sincrético de los curanderos que
integran costumbres occidentales y religiosas católicas con las tradiciones
arcaicas del tratamiento y que por esta naturaleza poseen la efectividad
adecuada para el tratamiento de dichos síndromes culturales (Rodríguez, 2020).
Es necesario también destacar que en la actualidad muchos de los síndromes
culturales son ubicados como trastornos en el DSM y la GLADP (2004) que
claramente los enuncian como trastornos dependientes de sociedades específicas
con una cultura determinada y que presentan modalidades diagnosticas culturales
propias que les otorgan un significado a ciertos conjuntos de observaciones y
experiencias (DSM IV TR, 2002). La Guía
Latinoamericana de Diagnóstico Psiquiátrico (2004) a su vez brinda la
conceptualización de síndromes culturales como “trastornos particulares a
ciertas culturas que presentan dos rasgos típicos: 1) No se pueden ubicar
fácilmente dentro en categorías que se han establecido internacionalmente para
uso psiquiátrico. 2) Se han reportado en ciertas poblaciones o áreas
culturales, con la propiedad de ser restringidos solo a estas poblaciones”
(GLADP, 2004).
2. MATERIALES
Y METODOS.
La
presente investigación de acuerdo con Sánchez y Reyes (1999) es descriptiva; y
según el modelo paradigmático de Hernández Sampieri (2018) es una investigación
de tipo cuantitativa. El diseño de la investigación basado en Pérez Martinto y
Palacios Ladines (2016), es descriptivo
simple con un solo grupo. para
el presente caso se diseñaron dos fases: fase factoperceptible en la cual se
caracterizó el objeto de estudio de forma diagnostica y posteriormente se
desarrolló un análisis el cual permitió la construcción de un modelo
explicativo de carácter sistémico que fundamente las características del susto
como síndrome cultural.
Las
formas de aplicación fueron directas comprendiendo la ruta siguiente:
- Diagnóstico de los casos de susto como
un “síndrome cultural”, se empleó instrumentación adecuada para tal fin: la
historia clínica para síndromes culturales, en base a los criterios de la GLPD
y la DSM IV validados en campo, así se realizó los
procedimientos de catalogación nosográfica (Polia, 1996).
- Para los casos de susto se aplicó la
escala de Weller, esta escala fue utilizada para valorar el “susto” que es una
variante del fenómeno conocido en diversas partes del mundo como pérdida del
alma, y que presenta un “impacto psicológico” de intensidad variada, este
cuadro es a consecuencia de factores diversos, fenómenos naturales y
circunscritos en experiencias personales que emergen como eventualidades
fortuitas del todo inesperada.
3. RESULTADOS
Tabla 1.
Análisis de la
fiabilidad del instrumento
Estadísticas de total de elemento |
||||
|
X |
V |
R |
α |
Significatividad de la escala
global |
8,5309 |
7,340 |
,899 |
,776 |
significatividad del indicador nosobiótico |
8,0933 |
8,531 |
,804 |
,825 |
significatividad del indicador semiótico |
8,0297 |
7,690 |
,793 |
,839 |
Significatividad del indicador patocrónico |
7,1147 |
6,371 |
,813 |
,863 |
Fuente: Elaborado por el autor
Al desarrollar esta métrica de los
coeficientes de alfa de Cronbach, se obtuvieron valores que ofrecían
confiabilidad global del instrumento en cuanto a su integridad como a cada uno
de los ítems constitutivos, es así que en la tabla 1 muestra se obtuvo un nivel
de
fiabilidad de 0,810 que de acuerdo con George
y Mallery (2003); permite una interpretación como aceptable.
Posteriormente se analizaron cada una de las
dimensiones de la variable Caracterización psicológica del "susto"
como síndrome cultural.
Resultados en la dimensión nosonómica o conceptualización
del susto
Tabla 2
Definición que los sujetos muestrales asignan al síndrome
cultural “susto” (Nosonomía), ciudad de Mórrope, 2018.
Definición relatada de los sujetos
que presentaron el síndrome cultural “susto” |
Frecuencia de respuestas |
|
Ni |
Hi |
|
Es un daño causado por un enemigo |
18 |
36 |
Es un espíritu maligno de huaca |
26 |
52 |
Es la pérdida del espíritu porque van a lugares
prohibidos |
4 |
8 |
Es un mal porque ha cometido muchos pecados |
2 |
4 |
Total |
50 |
100 |
Fuente:
entrevista desarrollada a los sujetos, junio 2018.
Como es
evidente en la tabla 1 se entrevistó a los sujetos que presentaban el cuadro
denominado “susto”, inquiriéndoles sobre la definición que ellos tenían sobre
dicha afección, siendo los más notorios las respuestas como que el susto es
causado por un espíritu maligno de “huaca” con un 52%, seguido de la definición
de que este síndrome era causado por un daño aplicado a la persona examinada.
Resultados en la dimensión nosográfica o descriptiva del
síndrome cultural “susto”
Tabla 3
Causas que los sujetos muestrales le asignan al síndrome
cultural “susto” (Etiología) ciudad de Mórrope, 2018.
Causas que los sujetos muestrales
asignan al síndrome cultural “susto” |
Frecuencia de respuestas |
|
Ni |
Hi |
|
Daño o brujería |
19 |
38 |
Espíritus que viven en huacas u otros lugares |
29 |
58 |
Los pecados de las personas |
2 |
4 |
Total |
50 |
100 |
Fuente:
entrevista desarrollada a los sujetos, junio 2018.
En cuanto a
la etiología o causalidad de este síndrome cultural que los sujetos afirman
tener, se les pregunto sobre la causa que según ellos era motivo de dicho
trastorno a lo que contestaron en primer lugar como “espíritus que viven en las
huacas u otros lugares (para ellos prohibidos de ir o visitar) en un 58%,
considerando además que podría se también un “daño” o brujería causada por
algún enemigo o gente que tiene envidia, esto en un 38%.
Tabla 4
Nivel de adaptación de los sujetos muestrales al síndrome
cultural “susto” (Patogenia o nosogenia) ciudad de Mórrope, 2018.
Adaptación de los sujetos que presentaron el síndrome
cultural “susto” |
Frecuencia
de respuestas |
|
Ni |
Hi |
|
Me
permite continuar con mis actividades |
34 |
68 |
No
me permite continuar con mis actividades |
16 |
32 |
Total |
50 |
100 |
Fuente:
entrevista desarrollada a los sujetos, junio 2018.
En la
entrevista sostenida con los sujetos que declaran padecer de este síndrome
cultural se les pregunto sobre la adaptación a dicho trastorno, esto se refiere
a que si la funcionalidad de la persona era mermada por este; a lo que
contestaron en un 68% que, si podían continuar haciendo sus actividades
habituales, en cambio un 32% afirmaba que la capacidad funcional mermaba y les
impedía realizar actividades a las que estaban acostumbrados.
Tabla 5
Frecuencia de alteraciones funcionales e insuficiencias de
los sujetos muestrales al síndrome cultural “susto” de acuerdo a las categorías
de Weller (Nosobiótica) ciudad de Mórrope, 2018.
Alteraciones funcionales e insuficiencias de los sujetos
al síndrome cultural “susto” |
Frecuencia de casos |
|
Ni |
Hi |
|
Agitación |
17 |
34 |
Exceso de llanto |
4 |
8 |
Pesadillas |
8 |
16 |
Dificultades para dormir |
35 |
70 |
Miedo hacía gente desconocida |
12 |
24 |
Temblores |
22 |
44 |
Palidez |
8 |
16 |
Hinchazón |
1 |
2 |
Falta de apetito, pérdida de peso |
38 |
76 |
Calentura |
16 |
32 |
Falta de ánimo |
44 |
88 |
Dolor de cuerpo |
38 |
76 |
Sin ganas de trabajar o jugar |
16 |
32 |
Se asustan por todo |
30 |
60 |
Dolor de cabeza |
7 |
14 |
Fuente:
escala de Weller aplicada a los sujetos (n = 50), junio - noviembre 2018
La tabla 5
presenta la valoración nosobiótica de los sujetos evaluados, se catalogaron
como las más prevalentes las siguientes alteraciones funcionales e
insuficiencias: la falta de ánimo con un 88%, anorexia o falta de apetito
compartida con un dolor de cuerpo ambas con un 76%, dificultades para dormir en
un 70%, y un temor generalizado y a veces irracional en un 60%, acompañado por
temblores en un 44% de casos. Siendo los
menos
frecuentes el exceso de llanto con un 8% y la hinchazón de alguna parte del
cuerpo con un 2%.
Tabla 6
Signos y síntomas frecuentes en los sujetos muestrales ante
el síndrome cultural “susto” (semiótica) ciudad de Mórrope, 2018.
Signos y síntomas frecuentes en
los sujetos ante el síndrome cultural “susto” (se consideró el principal
mencionado) |
Frecuencia de respuestas |
|
Ni |
Hi |
|
Trastorno del sueño |
8 |
16 |
Miedo |
6 |
12 |
Ansiedad |
21 |
42 |
Creencias anormales |
10 |
20 |
Alteraciones de la memoria |
2 |
4 |
Conducta agresiva |
1 |
2 |
Alteración perceptiva |
2 |
4 |
Total |
50 |
100 |
Fuente:
entrevista desarrollada a los sujetos, junio – agosto 2018
La tabla 6
ofrece la semiótica concordante con la sistemática de la OMS para los
trastornos relacionados a la psicología y psiquiatría donde se observó en las
entrevistas características frecuentes tales como: ansiedad con un 42%,
creencias anormales (el daño, la brujería) con un 20%, y los trastornos del
sueño en un 16% que incluían pesadillas nocturnas.
Tabla 7
Tiempo de duración de los síntomas hasta el periodo de
tratamiento del síndrome cultural en los sujetos muestrales (Patocronia o
nosocronia) ciudad de Mórrope, 2018
Tiempo de duración de los síntomas hasta el periodo de
tratamiento del síndrome cultural. |
Frecuencia
de respuestas |
|
Ni |
Hi |
|
1 a 5 días |
2 |
4 |
1 semana |
10 |
20 |
2 a 3 semanas |
33 |
66 |
Más de 3 semanas |
5 |
10 |
Total |
50 |
100 |
Fuente:
entrevista desarrollada a los sujetos, junio 2018
En cuanto a
la tabla 7 se evaluó la Patocronia es decir el tiempo de duración del evento,
los sujetos refirieron como tiempo de duración de 1 a 5 días en un 4%, que es
poco frecuente mientras un 66% indicaban que estos eventos tenían una duración
de 2 a 3 semanas, mientras que un 20% afirmaba que el evento duraba para sus
casos 1 semana.
Resultados en la dimensión nosotáxica o clasificación de la
entidad clínica: síndrome cultural “susto” para el tratamiento
Tabla 8
Forma terapéutica frecuente que emplean los sujetos
muestrales ante el síndrome cultural “susto” ciudad de Mórrope, 2018
Forma terapéutica frecuente que emplean los sujetos ante
el síndrome cultural “susto”. |
Frecuencia
de respuestas |
|
Ni |
Hi |
|
Ceremonia Shamánica |
38 |
76 |
Intervención de sacerdote católico |
3 |
6 |
Intervención de psicólogo |
1 |
2 |
Intervención de médico cirujano |
8 |
16 |
Total |
50 |
100 |
Fuente:
entrevista desarrollada a los sujetos, junio 2018
Para la
tabla 8 se representa la forma terapéutica más frecuente empleada por ellos,
dentro de un enfoque nosotáxico de la medicina popular o psiquiatría
folclórica, donde se dividen las enfermedades en “enfermedades de Dios” o
“enfermedades para el curandero”, el 76% de casos recurre a la ceremonia
Shamánica indicando que estos ritos alivian y eliminan los síntomas del
trastorno cultural. Es de notar que solo el 2% afirma que la forma terapéutica
debe ser asistida por un psicólogo.
.
4. DISCUSION
DE RESULTADOS
De acuerdo a investigaciones
preliminares como las de Seguín (1979) se puede afirmar evidentemente la
presencia de un vínculo ya tradicional cuyos orígenes arcaicos se pierden en el
tiempo, y a la vez están presentes vivamente en nuestros días. El primero de
ellos es el “curandero” o “shamán” considerado como representante de la
psiquiatría folclórica, pero cuyas evidencias científicas se hallan soslayadas
por una empiria debido a que aplica estos “conocimientos” a su grupo cultural,
y dentro de esa actividad no separa la noción que se conoce en nuestra
especialidad de alteraciones de la “mente” del resto de la afección por lo
tanto asigna un componente orgánico también. Los curanderos no actúan sin
poseer una nosografía que a su manera explica y justifica su práctica, esta
tiene elementos comunes en todas partes, tal como lo evidencia el estudio de
Alva y colaboradores (2000), con el cual concuerda el presente trabajo en el
sentido de su clasificación o nosotaxia de los síndromes culturales, se
aprecian ciertas variantes regionales en la terapéutica Shamánica. El otro
elemento importante es el paciente o la persona que sufre el síndrome
dependiente de la cultura, donde se conoce que cada grupo y subgrupo cultural
mantienen un conjunto bastante coherente de creencias que componen verdaderos
conceptos etiológicos y patogénicos (Seguín, 1979). En gran cantidad del rito
hoy empleado por el curandero para atender esta sincretizado con los rituales y
creencias católicas, y que lo hacen dependiente de un rito y también de un
contacto entre el norte del Perú con la selva peruana. La definición brindada en la Tabla 2 en el
sentido que el susto es causado por un espíritu maligno de “huaca” con alto
porcentaje, coincide con la investigación de Alva (2000), reafirmando la
postura que este estado de pérdida del ánimo o alma, en tanto que la definición
de que este síndrome era causado por un daño no es compatible con la literatura
consultada como Logan (1993) o Guarmaccia (1999), donde este estadio causa una
serie de síntomas de corte somático que merman la actividad funcional de la
persona que lo padece.
Una vez comprobada la dinámica de
la definición es necesario ajustar la causalidad o etiología de este síndrome
cultural la respuesta más frecuente en la Tabla 3 “espíritus que viven en las
huacas u otros lugares (para ellos prohibidos de ir o visitar) lo que coincide
con la investigación de Low (1985), cuya validez a lo largo del tiempo es
explicada por la transmisibilidad oral de la cultura, hábitos, costumbres e
incluso estos síndromes suelen ser transmitidos generacionalmente, se considera
para esta investigación que la causalidad va ligada a la definición y es la
base para la arquitectura nosotáxica propuesta por Alva y colaboradores (2000).
La actividad o funcionalidad de las personas es clave para la calidad de vida y
la productividad, en el caso de la Tabla 4 la adaptación a dicho trastorno, en
más de la mitad pueden continuar desarrollando actividades de modo normal, solo
por la sintomatología que no redime fácilmente hasta que se practique una
intervención cultural o profesional, estos datos coinciden con los de Low
(1985), donde en la hermenéutica que se presenta para valorar la sintomatología
es clave tener presente la adaptación al síndrome y por lo tanto su
funcionalidad, porque estos parámetros permitirán un mejor modelo de
recuperación, eso explicado por medio de las tasas de alivio concordantes con
una investigación anterior y preliminar (Rodríguez, 2020), y que desde años
atrás Rubel (1964) advirtiera en su estudio epidemiológico del síndrome
cultural, la funcionalidad es clave para poder modelar un adecuado pronostico,
esto nos acerca a una definición holística de bienestar, que también cuadra
dentro de la perspectiva de la psiquiatría folclórica.
En cuanto a la nosografía del susto
se puede precisar que existe variabilidad en el orden de proporción
sintomatológico, de acuerdo a la región o ubigeo o la territorialidad, en este
sentido es conveniente analizar la tabla 5 donde las alteraciones funcionales e
insuficiencias más prevalentes cuentan un orden: la falta de ánimo, anorexia o
falta de apetito, dolor de cuerpo, dificultades para dormir y un temor
generalizado y a veces irracional, temblores cuyos datos no articulan con las
valoraciones practicadas por Logan
(1993), Low (1985), Weller (2002) donde si bien es cierto se cuadraron los síntomas en el listado de
este último por tener la contabilidad de signos y síntomas más diversa y
pertinente para un levantamiento descriptivo no coincide con las valoraciones
de Centroamérica donde el exceso de llanto y la hinchazón de alguna parte del
cuerpo son más patentes, esto explicado porque la territorialidad demarca
estilos de vida y estilos culturales muy diversos, esta diversidad se puede y
debe ser admitida en nuestro modelo representativo y solo aplica para la
territorialidad de Mórrope y la región Lambayeque costera, en Salas los estilos
de cultura y aparición de sintomatología es similar con variantes según el
trabajo de Alva (2000) y Montalvo (1988);
que en su dinámica demostraron afluentes de similitud cultura.
Es también necesario reconocer que
la inclusión de los síndromes culturales dentro de la DSM IV – TR fue un evento
revolucionario para el año 2002, en el que por primera vez se asignaba crédito
a trabajos preliminares que van desde Valdizán y Maldonado (1922), Cabieses
(1993), Seguín (1979), Vidal y Alarcón (1986), Valdivia (1986); es aquí cuando
se instala la primera sistemática y nosotaxia regular para la psiquiatría, psicología médica y
psicoterapia, la problemática que siguió y es exclusivamente propia es la de
encuadrar los signos y síntomas psicológicos con los propuestos por los
autores, y Alva y colaboradores (2000) lo consolidaron magistralmente en su
obra; nuestra posición crítica hace reafirma la necesidad de proveer validez
científica y confiabilidad a eventos como estos, lo cual se logra generando
categorías del diagnóstico de dichos trastornos o síndromes culturales, es aquí
donde adquiere relevancia el trabajo de Weller y colaboradores (2002) al ubicar
las sintomatologías y traducirlas del formato cultural al formato de episteme
psicológica, prácticamente esto consolido nuestra investigación en la tabla 6
ofrece donde se ofrece ya una semiótica coligada con la sistemática de la OMS
es aquí donde características frecuentes tales como: ansiedad, creencias
anormales (el daño, la brujería), y los trastornos del sueño con pesadillas
nocturnas, configuran aspectos claves para catalogar la nosografía que
concuerdan con los trabajos de Zolla y Maqueo (1998), de Trotter (1982), de Logan
(1993) y de Baer (1993), cuando
desarrollan sus tablas nosográficas para describir sus hallazgos relativos a
este síndrome cultural. Es importante destacar también el este punto ante la
evidencia que las consideraciones territoriales, culturales y de grupo humano
también influyen en la catalogación propuesta, lo cual permite inferir que
verdaderamente un síndrome cultural es dependiente de la condición cultural
específica, y presenta movilidad generacional.
Uno de los temas que más preocupan
en el tratamiento de una enfermedad o trastorno es el tiempo de duración o
Patocronia, porque es durante ese tiempo que se manifiesta la no funcionalidad
de la persona, lo cual merma la calidad de vida y por obvias razones el estado
de salud, siguiendo con esta línea de análisis toda efectividad terapéutica que
se asigne a un trastorno se valorara en proporción directa con la tasa de
alivio (Rodríguez, 2020), esto es importante destacar, la tabla 7 manifiesta
diversos tiempos de duración: de 1 a 5 días que es poco frecuente mientras que
el síndrome tenía una duración de 2 a 3 semanas, y otra proporción de sujetos
afirmaba que el evento duraba 1 semana, es aquí destacable la diferencia de
territorialidad que hace que nuestros resultados no se articulen con los de
Trotter (1982) y los de Baer y Bustillo (1993), en estos trabajos la Patocronia
es de 5 días a lo mucho, y en nuestros resultados el proceso dura mucho más una
a 3 semanas a lo mucho, es obvio destacar el binomio: cultura – territorio. Es
necesario recordar que a menor tiempo mayor capacidad de recuperación, por lo
que eventos agudos son más recomendables que los crónicos esto por la
adaptabilidad o Alostasis (Bastien, 1988), donde las personas aprenden a convivir
con el cuadro nosográfico generando una adaptabilidad. El rito shamánico lo que
trata es de generar una restitución de la normalidad, justamente por medios
sugestivos tratando de vencer las somatizaciones que el síndrome desarrolla en
los sujetos que lo padecen.
En esta línea de pensamiento el
estudio de un síndrome cultural no debe estar desligado de las formas
terapéuticas que le son interventivas; lo realmente interesante de estos
trastornos dependientes de la cultura es la no existencia de signos biológicos ni
de estructuras determinables por anatomía patológica y cuyo tratamiento no
responde a los usos convencionales de la psicofarmacología ni de las
psicoterapias clásicas y dinámicas, solamente al ritual shamánico, es decir la
forma de tratamiento cultural es compatible con el síndrome cultural, bajo esta
línea de percepción se presenta la tabla 8 dentro de un enfoque nosotáxico en
la psiquiatría folclórica, al tener una cultura como está la clara concepción
de una división de las enfermedades en “enfermedades de Dios” o “enfermedades
para el curandero” que coincide con el trabajo de Alva y colaboradores (2000) y
de Valdivia (1986) donde en la base de ese antecedente concuerda plenamente con
la idea colectiva en los sujetos que al no ser una enfermedad de dios le
corresponde al curandero el tratarla, por lo que la mayoría de casos recurrió a
la ceremonia Shamánica teniendo una fe y sugestión por el rito shamánico que
elimina los síntomas del trastorno cultural. Bajo este contexto, no se
considera al Psicólogo como un profesional capaz de poder realizar un
tratamiento efectivo en estos cuadros, por lo que se requiere un estudio
preliminar desde la perspectiva psicológica en su paradigma transpersonal el
sustentar los efectos terapéuticos, al respecto hay ya investigaciones que
valoran el ritual shamánico y su efectividad (Rodríguez, 2020).
5. CONCLUSIONES
1.
Se
considera y conceptualiza al susto como síndrome cultural en pobladores del
distrito de Mórrope, bajo la definición de los pobladores como un mal o enfermedad
de “daño” que sucede cuando la persona pierde el “alma” ante un ambiente o
lugar donde se llevan a cabo eventos sobrenaturales,
y
cuya forma de intervenirlo es por medio de los ritos shamánicos que obran por
medio del raport y empatía paciente - shamán.
2.
El
susto como síndrome cultural, al ser valorado desde la perspectiva científica
de la psicología se caracterizó en primer lugar bajo un diagnostico psicológico
por lo que los pobladores o sujetos muestrales fueron sometidos a una escala
para valorar su sintomatología, y en segundo lugar se obtuvieron y definieron
las características a nivel etiológico como causado por eventos estresantes y
de carácter “sobrenatural” atribuidos por los mismos pacientes; a nivel
patogénico se puede afirmar que afecta la funcionalidad y calidad de vida de
quienes lo padecen, a nivel nosobiótico para el caso de los pacientes de este
territorio se apreció como frecuente los síntomas: falta de ánimo, anorexia,
dolor corporal, trastorno del sueño y temor nocturno, así como temblor en el
cuerpo; a nivel semiótico presentaron: ansiedad, creencias anormales (el daño,
la brujería), trastornos del sueño que incluyen pesadillas nocturnas y
patocrónicamente los episodios tienen una duración de 1 a 3 semanas.
3. El susto es un síndrome dependiente
de la cultura porque presenta variedad propia para los pobladores del distrito
de Mórrope, y cuya nosotaxia es atribuida a la pérdida del “alma” por parte del
sujeto cuando este sufre un evento estresante al acudir a territorios dentro de
la localidad cuya tradición oral señala como encantados
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